ANTECEDENTES
Desde
el principio de la vida de la humanidad esta se ha caracterizado por la superación
de sus obstáculos, hasta el punto de convertirla en la especie dominante del
planeta; esta humanidad, que surge como parte del planeta y de sus ecosistemas,
ha llegado a superar el ritmo del planeta. Desde los avances tecnológicos de
los primeros hombres, el ser humano mostró su capacidad para implementar los
recursos disponibles para superarse, hasta el punto de crear civilizaciones
inmensas por todo el mundo. Lamentablemente
este incremento en la población humana ha acarreado un sin número de problemas
al balance ecológico del planeta, hasta el punto de que actualmente se
considera que si el ser humano no cambia su forma de producir, llegara a un
punto sin retorno en el que el balance natural del planeta no podrá restaurarse
de ninguna manera.
La
humanidad ha acabado con la mitad de los bosques del planeta, que desaparecen a
un ritmo neto de, al menos, el 1% anual. Ha envenenado y obstruido los grandes
ríos del planeta y canalizado y secado muchos de los ríos medianos y pequeños;
ha ocupado el 10% de la superficie de todos los continentes para cultivos
agrícolas, para alimentación humana y animal. Para satisfacer sus necesidades
agrícolas, ganaderas, residenciales e industriales, consumen 4.000 Km3 de agua
dulce de los 9.000 Km3 que existen en el planeta, accesibles al ser humano. Los
desiertos crecen por esta actividad. Se
ha envenenado el agua del mar, arrojando toda suerte de residuos.
La
capa fértil de la tierra, se saliniza y agota, al no darle descanso y se
esquiva este expolio arrojando millones de toneladas de productos fertilizantes
de síntesis y pesticidas de todo tipo, para mantener y aumentar las
producciones, que se ven como negocio, más que como necesidad. Además, Se
lanzan unos 30.000 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera cada año, que
parece ser la única cosa que hoy preocupa a muchos, pero además, también
enormes cantidades de metano, que es 21 veces más potente como gas de efecto
invernadero que el CO2. (Vergara W. 2014)
Bases
teóricas
La
Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático, en su 21 periodo de sesiones, en la que se aprueba el
Acuerdo de Paris, consciente de que el cambio climático representa una amenaza
apremiante y con efectos potencialmente irreversibles para las sociedades
humanas y el planeta y, por lo tanto, exige la cooperación más amplia posible
de todos los países y su participación en una respuesta internacional efectiva
y apropiada, con miras a acelerar la reducción de las emisiones mundiales de
GEI.
El
Acuerdo tiene por objeto reforzar las respuesta mundial a la amenaza del cambio
climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por
erradicar la pobreza y para ello mantener el aumento de la temperatura media
mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales, y
proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 ºC con
respecto a los niveles preindustriales, reconociendo que ello reduciría
considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático.
El
Protocolo de Kyoto, que entró en vigor en febrero de 2005, establece, por
primera vez, objetivos de reducción de emisiones netas de GEI para los
principales países desarrollados y economías en transición, con un calendario
de cumplimiento. Las emisiones de GEI de los países industrializados deberían reducirse
al menos un 5% por debajo de los niveles de 1990 en el período 2008-2012,
conocido como primer periodo de compromiso del Protocolo de Kioto.( Ferreiro
Acuña G. J. 2017)
La
necesidad de afrontar todos esos problemas creados por la sobrepoblación y la sobreexplotación
de los recursos del planeta, ha hecho que la humanidad vuelva su vista al uso
de fuentes de energías más naturales, y menos dañinas para el ambiente.
Numerosos
estudios muestran la capacidad que tienen estas energías para abastecer las
necesidades energéticas de la humanidad, además del beneficio que traería al
balance natural del planeta. Otra de las razones primordiales por las que muchos
investigadores en el mundo intentan incentivar el uso de estas energías, es por
su capacidad ilimitada de producción, como su nombre lo dice las energías renovables
son teóricamente fuentes ilimitadas de energía.
Además
hay beneficios directos e indirectos inherentes en la formación de una industria
de energía renovable global. El ahorro de energía y dinero se consideran beneficios
directos. En Manlius, Illinois, por ejemplo, una turbina eólica de 660 kW produce
suficiente electricidad para ahorrarle al sistema escolar local más de US$100.000
anuales en gastos de combustible y electricidad. Si recordamos que casi el 75% de
todos los empleos de economía limpia en Estados Unidos se sitúan entre las cien
áreas metropolitanas más grandes, es probable que las áreas urbanas más densamente
pobladas de ALC tengan la misma oportunidad para generar beneficios de desarrollo
económico directos o indirectos. (Luecke A. 2011).
No hay comentarios:
Publicar un comentario